martes, 13 de diciembre de 2016

Defensa de mi tesis.

Doctorado en Psicología USAL-APA

TÍTULO DE LA TESIS: Anclaje subjetivo en pacientes tratados psicoanalíticamente en pareja

Una Tesis doctoral tiene como condición que el doctorando ofrezca una idea propia acerca de la temática que se propone investigar, por lo cual el primer problema consistió en decidir sobre qué escribir. Qué postular y cómo probarlo pasó a ser un enorme desafío intelectual. Afortunadamente la teorización vincular, sobre la que venía trabajando hacía muchos años, comenzó a entrelazarse con mi modo de concebir el análisis individual y viceversa. Fui recuperando así conceptos sobre ambas perspectivas que venía proponiendo desde comienzos de los 90: Crecimiento mental y desidentificación (1989), Escena primaria y conyugalidad (1992) Espacio vincular y sujeto del vínculo (1993), Resistencias de vincularidad (1993), Mundo intrasubjetivo-mundo vincular (1997). A ellos se fueron agregando otros de más recientes factura: Método psicoanalítico y clínica vincular (2001), Memoria vincular y sujeto del vínculo (2002), Referentes teóricos y clínicos en psicoanálisis de pareja (2004), Acerca de la noción de mudanza subjetiva. Exploración conceptual desde una metapsicología ampliada (2007), Acerca del por qué las familias de origen aparecen de modo sistemático en los análisis de pareja (2008). Así también, en los últimos diez años había comenzado a sostener que en los tratamientos individuales, el que nos “habla en sesión” (con el decir y el hacer) es un sujeto inconsciente. Lo concibo como un sujeto en devenir obstaculizado en su despliegue, que habita a quienes solicitan tratamiento analítico. Y en este mutuo potenciamiento entre el psicoanálisis individual y vincular me fui convenciendo que la tramitación psíquica se realiza en acto con otro. Así también, que el material en una sesión individual rota de modo tal que los distintos personajes planteados por un paciente en su anecdótica serán encarnados a veces por él mismo y otras veces por el analista, bajo la metáfora de un carrusel. Algo que también ocurría con los miembros de las parejas entre sí, en las entrevistas conjuntas.

Por eso, en el momento de definir la propuesta de esta Tesis me incliné por anclaje subjetivo y mudanza subjetiva, que junto con la noción de resistencias de vincularidad, constituyen conceptos teóricos que fui acuñado durante largos años y son parte de mi modo actual de entender y llevar adelante el trabajo clínico.

Una sesión de pareja, desde esta perspectiva, no estaría solamente conformada por dos psiquismos constituidos en interacción, que repiten situaciones infantiles. Sino que se trata del intercambio entre dos sujetos, en tanto dos otros, que va a implicar establecer una relación radicalmente nueva para ambos, es decir, nueva de raíz. Los posicionamientos previos, como sujetos de otros vínculos, emergerán generalmente en calidad de obstáculos para la conformación de lo nuevo.

Además, postulo que los vínculos tienen una inscripción psíquica. Estar vinculado no supondría solamente mantener intercambios fácticos. Sino que el sujeto y los otros significativos a los que está ligado estarían inscriptos a nivel psíquico. Es por ello que pasar a ser sujeto del vínculo, tendría una doble condición: le otorgaría a quienes lo conforman tanto subjetividad (ser esposo/a o pareja de) como sujeción (quedar amarrado) a esos otros.  La inclusión recíproca de ambos miembros en el espacio psíquico significativo del otro va a constituir el mundo vincular de cada pareja. Así, la frase “Cada pareja es un mundo” era mucho más cierta de lo que podía parecer.

Ahora bien, con estas ideas como antecedente quiero remarcar a qué temática se refiere esta Tesis. Propongo, como premisa inicial, que la posición filial es el posicionamiento de base en todo sujeto humano. Y que una parte de los conflictos que las parejas presentan son consecuencia de que sus miembros se encuentran anclados en sus respectivos posicionamientos filiales. Si bien, además de los filiales, los anclajes pueden corresponder también a otros vínculos previos (matrimonios o parejas previas). Este afincamiento en vínculos anteriores impide el acceso a una posición diferente, que es requerida para la constitución de la pareja actual.


En los tratamientos de pareja van a ser estos anclajes los que aparecerán clínicamente como Resistencias de vincularidad. No se tratarían de resistencias a vincularse, sino que emergen clínicamente como consecuencia de que el nuevo vínculo atraviesa a los miembros que lo componen y les "pide rendimiento personal y psíquico".



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